Federico Garcia Lorca, La casa de Bernarda Alba — presentación de la obra (1936)
Maryline Lacouture
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Las obras :
- 1920 : El maleficio de la mariposa (verso y prosa)
- 1925 : Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita y Retablillo de don Cristóbal
- 1927 : Mariana Pineda (drama en verso)
- 1930 : El público
- 1931 : Así que pasen cinco años
- 1933 : Bodas de sangre
- 1934 : Yerma
- 1935 (última versión) : Amor de don Perlimplím con Belisa en su jardín
- 1935 : Doña Rosita la soltera
- 1935 (última versión) : La zapatera prodigiosa
- 1936 : La casa de Bernarda Alba
La introducción de Allen Josephs y Juan Caballero en la edición Cátedra apunta tres constantes en el teatro lorquiano dejando de lado la cronología de las obras : un teatro poético, un teatro experimental y un teatro que da a ver el conflicto entre autoridad y libertad, lo que efectivamente parece ser una lectura acertada de la producción dramatúrgica de Lorca. Sin embargo hace falta completar este estudio :
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Un teatro poético
– Varias declaraciones de Lorca permiten efectivamente definirlo así teniendo en cuenta las producciones teatrales de la época, el teatro que invadía los escenarios y proponía a un público burgués un retrato falseado de sí mismo : Creo realmente que el teatro no es ni puede ser otra cosa que emoción y poesía, en la palabra, en la acción y en el gesto à cf. la comparación que establece el poeta Lorca entre el dramaturgo y un prestidigitador en el prólogo de La zapatera prodigiosa (versión definitiva de 1935) : Por este miedo absurdo [el que los autores tienen a la sala] y por ser el teatro en muchas ocasiones una finanza, la poesía se retira de la escena en busca de otros ambientes donde la gente no se asuste de que un árbol, por ejemplo, se convierta en una bola de humo o de que tres peces, por amor de una mano y una palabra, se conviertan en tres millones de peces para calmar el hambre de una multitud à Lorca reivindica la posibilidad de transformar la realidad haciéndola pasar por el filtro de la poesía, es decir de la creación, evocando esta realidad en otra clave u otro registro. Reivindica también la absoluta necesidad de que el espectador sea consciente de la distancia entre lo que ve en el escenario y la realidad, un teatro consciente de que es teatro y no realidad (cf. lo que llevó a cabo Ramón del Valle-Inclán en los años 10 con el « esperpento »).
- El teatro poético es para Lorca el teatro del sentimiento, lo que es para él un teatro de la autenticidad : El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse, habla y grita, llora y se desespera. El teatro necesita que los personajes que aparezcan en la escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vean los huesos, la sangre. Han de ser tan humanos, tan horrorosamente trágicos y ligados a la vida y al día con una fuerza tal, que muestren sus traiciones, que se aprecien sus olores y que salga a los labios toda la valentía de sus palabras llenas de amor y de ascos (abril de 1936). Lo cual no significa en absoluto un teatro realista en el sentido que podía tener en los escenarios de la época (teatro tipo vodevil con interiores burgueses) sino un teatro estilizado arraigado en la pura realidad de los seres, despojado y en que los personajes aparezcan en carne viva.
- Es pues un teatro que debe ser la expresión de la comunicación, la expresión de la dignidad del ser humano, dignidad incompatible con el envilecimiento comercial del teatro de la época.
- La expresión en este teatro poético no es sólo poética (en versos), aunque Lorca escribió piezas en versos (El maleficio de la mariposa -1920-, Mariana Pineda –1927) sino una expresión en la que abundan los elementos simbólicos.
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